El Llamamiento se publicó en un momento de gran agitación social y política en Italia. El país acababa de salir victorioso de la Primera Guerra Mundial, pero estaba profundamente dividido por las luchas de clases, el auge del socialismo y el nacionalismo extremista. En este contexto, Sturzo vio la necesidad de una nueva fuerza política que pudiera unir a los italianos en torno a una visión común del futuro.

Este documento no solo tuvo un impacto en la política italiana, sino que también se presenta como un análisis perspicaz de los desafíos de la posguerra y una propuesta innovadora para construir una nueva sociedad basada en la justicia social, la libertad y la democracia cristiana.

A pesar de que el Partido Popular Italiano fue prohibido por el régimen fascista en 1926, sus ideas continuaron inspirando a los demócratas cristianos italianos durante la lucha contra el fascismo y en la reconstrucción de la posguerra .

El llamamiento a los libres y fuertes de Luigi Sturzo

Hacemos un llamamiento a todos los hombres libres y fuertes, que en esta hora grave sienten el deber de cooperar por los objetivos más elevados de la patria, sin prejuicios ni ideas preconcebidas, porque unidos defienden los ideales de justicia y libertad en su totalidad.

Y mientras los representantes de las naciones victoriosas se reúnen para preparar las bases de una paz justa y duradera, los partidos políticos de cada país deben contribuir a fortalecer aquellas tendencias y aquellos principios que podrán eliminar cualquier peligro de nuevas guerras, proporcionar una estable para las Naciones, para implementar los ideales de justicia social y mejorar las condiciones generales de trabajo, para desarrollar las energías espirituales y materiales de todos los países unidos en el vínculo solemne de la "Sociedad de Naciones".

Y así como no es correcto comprometer las ventajas de la victoria lograda con inmensos sacrificios hechos por la defensa de los derechos de los pueblos y por los más altos ideales civiles, así es un deber esencial de las democracias sanas y de los gobiernos populares encontrar la verdadera solución. equilibrio de los derechos nacionales con los intereses internacionales supremos y las razones perennes del progreso pacífico de la sociedad.

Por lo tanto apoyamos el programa político-moral patrimonio del pueblo cristiano, primero recordado con una palabra estrecha y hoy defendido por Wilson como un elemento fundamental del futuro orden mundial, y rechazamos los imperialismos que crean pueblos dominadores y maduran revueltas violentas: por lo tanto

1. Pedimos que la Sociedad de Naciones reconozca las justas aspiraciones nacionales,
2. acelere el advenimiento del desarme universal,
3. suprima el secreto de los tratados,
4. implemente la libertad de los mares,
5. defienda la legislación social en las relaciones internacionales,
6. la igualdad de trabajo,
7. las libertades religiosas contra toda opresión sectaria. tiene la fuerza de la sanción y los medios para proteger los derechos de los pueblos débiles contra las tendencias abrumadoras de los fuertes.

Al mejor futuro de nuestra Italia - segura en sus fronteras y en los mares que la rodean - que a través de la virtud de sus hijos, en los sacrificios de la guerra ha logrado su unidad y fortalecido su conciencia nacional, dedicamos con fervor todas nuestras actividades. de 'entusiasmo y con firmeza de intenciones iluminadas.

Por un Estado centralizador que tiende a limitar y regular todo poder orgánico y toda actividad cívica e individual, queremos sustituir constitucionalmente un Estado verdaderamente popular, que reconoce los límites de su actividad, que respeta los núcleos y organismos naturales -la familia, lass clases, los Municipios- que respeta la personalidad individual y fomenta la iniciativa privada. Y para que el Estado sea la expresión más sincera de la voluntad popular, pedimos la reforma del Instituto Parlamentario sobre la base de la representación proporcional, sin excluir el voto de las mujeres, y del Senado electivo, como representación gestora del poder nacional. , organismos académicos, administrativos y sindicales: queremos la reforma de la burocracia y del sistema judicial y la simplificación de la legislación, invocamos el reconocimiento legal de las clases, la autonomía municipal, la reforma de los Órganos Provinciales y la más amplia descentralización en las unidades regionales.

Pero estas reformas serían vanas sin su contenido si no exigiéramos, como alma de la nueva Sociedad, el verdadero sentido de la libertad, que responda a la madurez civil de nuestro pueblo y al máximo desarrollo de sus energías: la libertad religiosa, no sólo a los individuos pero también a la Iglesia, para la explicación de su misión espiritual en el mundo; libertad de enseñanza, sin monopolios estatales; libertad de organización de clases, sin preferencias ni privilegios partidistas; libertad municipal y local según las gloriosas tradiciones itálicas.

Este ideal de libertad no tiende a desorganizar el Estado sino que es esencialmente orgánico en la renovación de energías y actividades, que deben encontrar en el centro la coordinación, la valorización, la defensa y el desarrollo progresivo. Energías, que deben formar núcleos vitales que sean capaces de detener o modificar las corrientes desintegradoras, las agitaciones promovidas en nombre de una lucha de clases sistemática y de una revolución anárquica y extraer del alma popular los elementos de conservación y progreso, dando valor a la autoridad. como fuerza y ​​exponente tanto de la soberanía popular como de la colaboración social.

Las reformas necesarias y urgentes en el campo de la seguridad y asistencia social, en la legislación laboral, en la formación y protección de la pequeña propiedad deben apuntar a la elevación de las clases trabajadoras, mientras que el aumento de las fuerzas económicas del país, el aumento de la producción, el arreglo firme y justo de los regímenes aduaneros, la reforma fiscal, el desarrollo de la marina mercante, la solución al problema del Sur, la colonización interna de los latifundios, la reorganización de las escuelas y la lucha contra el analfabetismo ayudarán a superar la crisis post-crisis y atesorar los legítimos y deseados frutos de la victoria.

Nos presentamos en la vida política con nuestra bandera moral y social, inspirada en los firmes principios del cristianismo que consagraron la gran misión civilizadora de Italia; misión que aún hoy, en la nueva estructura de los pueblos, debe brillar frente a los intentos de los nuevos imperialismos, frente a los levantamientos anárquicos de los grandes imperios caídos, frente a las democracias socialistas que intentan la materialización de toda identidad, frente a de los viejos liberalismos sectarios, que en la fuerza del organismo estatal centralizado resisten a las nuevas corrientes emancipadoras.

A todos los hombres moralmente libres y socialmente evolucionados, a quienes, enamorados de su patria, saben combinar el justo sentido de los derechos e intereses nacionales con un sano internacionalismo, a quienes aprecian y respetan las virtudes morales de nuestro pueblo, en En nombre del Partido Popular Italiano hacemos un llamamiento y solicitamos la adhesión a nuestro Programa.

Roma, 18 de enero de 1919

Luigi Sturzo

En un panorama político actual marcado por la polarización, la desconfianza en las instituciones y el auge de populismos y extremismos, el Llamamiento de Sturzo se mantiene como una guía invaluable para los políticos de hoy. Su mensaje de unidad, colaboración y compromiso con la justicia social y la ética en la política ofrece un marco sólido para navegar estos desafíos y construir un futuro mejor para todos.

Sturzo nos recuerda que la política no puede disociarse de la ética, y que la lucha por una visión clara y atractiva del futuro, la colaboración entre sectores sociales y políticos, y la renovación constante de la democracia son elementos esenciales para inspirar a la ciudadanía y movilizar el apoyo necesario para avanzar hacia el bien común. El Llamamiento de Sturzo es un llamado a la acción para que los líderes políticos de hoy asuman su responsabilidad de construir una sociedad más justa, equitativa y solidaria para todos.