El fantasma del neocolonialismo.

Por Lizeth Ruiz Peralta
La llamada Conquista de México, llevada por los españoles entre 1492 y 1521, fue el inicio de un proceso que buscó el sometimiento de los pueblos originarios y tuvo como objetivo su colonización y civilización, los colonizadores consideraron que este nuevo mundo vivía entre la ignorancia y la barbarie.
Como concepto contrapuesto se encuentra la descolonización, la RAE define como la “supresión de la condición colonial de un territorio”, sin embargo, hablar solo desde el aspecto territorial no ayudaría a la “supresión de la condición colonial” en todas sus facetas. Es decir, no basta con descolonizar o ser independiente desde el aspecto territorial, político, económico o cultural, es imprescindible descolonizar el pensamiento, el actuar y la forma de vivir.
Entre la sociedad mexicana el fantasma de la colonización pasea con mucha libertad entre el pensamiento, nos hace seguir reproduciendo un orden colonial, una sociedad de dominantes y dominados. Logra engañarnos de modo que nos hace imaginar que, sin preguntar, conocemos las necesidades del otro y que estamos legitimados para elegir por y para ellos lo que es correcto y que no lo es. Desde ese pensamiento de superioridad se imponen creencias, proyectos y política.
Ese fantasma llega con el prefijo “neo” (nuevo): neo-colonización, visto como “la supervivencia del sistema colonial a pesar del reconocimiento formal de la independencia política en países emergentes, los cuales devienen víctimas de una forma indirecta y sutil de dominación mediante recursos políticos, económicos, sociales, militares o técnicos”[1] en pocas palabras, una política indirecta o escondida que busca la continuidad de una posición de dependencia.
Entonces, ¿para qué descolonizar el pensamiento?, precisamente para hacerle frente a las nuevas formas de colonización que se presentan en lo político, económico, cultural, educativo y en muchos ámbitos más de la vida del país. Es momento de terminar con el fantasma que nos sigue alienando y subir un escalón más en el sentido común. Es la alternativa primero para interpretar la realidad y después para transformarla sin crear ni aceptar dependencia. Para la generación de un cambio se trabaja en colectividad, convenciendo y no venciendo, compartiendo y no compitiendo, estando ya reconstruidos y descolonizados.
Considero necesario cuestionarnos cómo se presenta el neocolonialismo (muchas veces invisible a nuestros ojos), y cómo desde nuestras trincheras y en lo colectivo decidiremos hacerle frente.
Referencia.
1) Haag, Diana. (2011), Mecanismos del neocolonialismo: corriente francesa y británica en Camerún y Ghana., Instituto Catalán Internacional para la Paz, Barcelona, p. 9.
Disponible en: http://icip.gencat.cat/web/.content/continguts/publicacions/workingpapers/2011/arxius/wp_2011-6_ing.pdf
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