
El otoño trae consigo una atmósfera melancólica y gris, que se refleja en la ciudad y en el ánimo de la poeta. Sofía Álvarez nos ofrece en su poema “Vapores de otoño” una mirada íntima y sensible a la estación de las hojas caídas, donde el café se convierte en un símbolo de consuelo y esperanza.