Columna Desde lo Femenino de Lucy Pérez

A menudo en las distintas etapas buscamos personas que sean un referente o modelo a seguir, Desde mi juventud me ha gustado leer diversas biografías de personas que han influido en mi vida.

Conocer todo tipo de mujeres que en diversos espacios dejan huella, quienes se han convertido en referente y han dejado un legado a la humanidad, me resulta imperante en un momento histórico en el que vemos como la presencia femenina cobra una gran relevancia en la participación política, económica y social de nuestro país 

Hoy en el contexto en el que nos encontramos, muchas mujeres de manera cotidiana se han convertido en verdaderos ejemplos de fortaleza, quienes a pesar de las circunstancias no se han dejado vencer y se han convertido en pilar fundamental en nuestras familias. 

Pensando en esta época del año, en la que la celebración de la navidad se tornara diferente, quise evocar como un modelo fundamental en la vida de las mujeres de nuestro tiempo a la bienaventurada siempre virgen María.

Al pensar en ella, mi mente recorre la historia hasta llegar al momento de la anunciación, pienso en esa joven adolescente y todas las cosas que pudo haber pensado y sentido al aceptar ser madre del hijo de Dios.

Que mejor modelo podemos tener que ella, una mujer que no titubea ante las decisiones trascendentes, que confía plenamente, quien tiene la palabra justa y precisa en el momento adecuado, quien sabe ser madre y guía pero también comparte y da su lugar a su esposo. 

Su presencia femenina y amorosa se muestra en diversas ocasiones en las que intercede ante su hijo por los demás. Ella se ha hecho presente en la humanidad llamándonos siempre a mirar hacia lo que verdaderamente importa.

Hoy quiero invitarte desde lo femenino a mirar a María como protagonista principal en la historia de la humanidad, como esa mujer que en el rincón del mundo en el que se ha manifestado tiene siempre un mensaje de amor y unidad.

Como una mujer quien nos invita a imitarla y a convertirnos en luz para otras personas; quienes compartimos la dicha de ser mujeres, miremos en ella a ese modelo de fortaleza y esperanza, quienes somos madres miremos en su amor maternal la fuerza para acoger a las personas vulnerables que salen a nuestro encuentro.

Quienes buscamos incidir en la sociedad desde cualquier perspectiva confiemos siempre en nuestra misión y recordemos las palabras que nos deja  “¿No estoy yo aquí que soy tu madre?” ante esos momentos de duda e incertidumbre, en estas horas amargas para tantos seres queridos a quienes vemos sufrir, no perdamos la perspectiva de lo trascendente y miremos en el nacimiento del niño Jesús una oportunidad para reavivar nuestra esperanza y tomarle la palabra a la Señora bonita del Tepeyac. 

Deseo de todo corazón que esa estrella de belén que nuevamente viene a iluminar nuestro mundo, nos guíe a la construcción de un mejor lugar en el cual las mujeres a imitación de María seamos depositarias de la vida y mantengamos en nuestras familias los valores que nos lleven a construir una civilización del amor.