El hombre detrás de la Sagrada Familia: Antonio Gaudí

Quizá ya conocemos las majestuosas construcciones de Antonio Gaudí, incluso parte de su vida; pero ¿qué hay del hombre que está detrás de la Sagrada Familia de Barcelona? A 96 años de su muerte presentamos a este individuo que ha vivido en la virtud y lo ha reflejado en sus maravillosas obras.

A 96 años de la muerte del renombrado arquitecto Antonio Gaudí, recordamos al ser humano que está detrás de las monumentales y escultóricas obras, entre ellas la majestuosa basílica de la Sagrada Familia de Barcelona, España.

Un hombre de carácter decidido y fuerte, con genio particular, pero con una personalidad alegre que le permitía disfrutar de bromas y chistes.

Un varón que buscó un perfeccionamiento evangélico a lo largo de toda su vida, mismo que se vio influenciado e inspirado por su familia, principalmente su madre quien tenía una gran devoción a la Virgen de Misericordia, patrona de Reus, así como por los escolapios.

A Antonio le gustaba participar en excursiones, amaba la naturaleza. Característica que se percibe en muchas de sus construcciones al desarrollar elementos orgánicos dentro de ellas. 

Nos dicen, quienes lo conocieron más de cerca, que fue un hombre piadoso que frecuentaba la misa y la comunión diaria, además de la lectura y meditación del evangelio. Tenía un amor muy grande a Dios que se veía reflejado en el amor al prójimo, a través de generosos sacrificios y su amor a la cruz, patente en sus edificaciones (civiles y religiosas)  las cuales coronaba con una cruz.

Amante de la liturgia, gran devoto de la Virgen María y de San José. En muchas de sus obras aparece el anagrama de la Sagrada Familia: “JMJ”, el cual representa a Jesús, María y José. 

Su fe y su formación espiritual eran tales que a pesar de su talento artístico y arquitectónico, decidió dejar su prestigio profesional para dedicarse de lleno a la construcción de la basílica de la Sagrada Familia. 

No tuvo temor de mostrar las virtudes teologales a través de su vida. Por ejemplo, la Casa Milá, conocida como “La Pedrera” fue concebida como un homenaje a la Virgen del Rosario, en ella ha dejado grabadas algunas leyendas marianas en sus columnas.

A pesar del sobresaliente talento y don para crear, se caracterizaba por ser un hombre humilde, pues no hacía alarde de sus virtudes. En una ocasión que le querían tomar fotos, el arquitecto afirmó: “La gloria es para Dios”.

Se cuenta que un amigo de Gaudí hizo una lista de personas cuya moralidad fuera intachable. Con el paso del tiempo esa lista cada vez se fue haciendo más corta hasta que llegó un punto en que solo aparecían Antonio y otro hombre. Gaudí se percató de eso y le dijo a su amigo:

“Ya nos puede borrar, ¿acaso no sabe que en el Gloria de la misa decimos: Santo solo hay uno?”.

Dedicado y perfeccionista, a quien no le importaba cambiar el rumbo de ciertas decisiones si es que eso iba a traer mejores resultados. Amó la pobreza, aseguraba que daba paso a la elegancia y a la belleza.

El 10 de junio de 1926 murió Antonio Gaudí en el Antiguo Hospital de la Santa Cruz, luego de un accidente en el que lo atropellaron. 

Este “arquitecto de Dios” falleció con olor a santidad, se espera que pronto sea elevado a los altares, pues no solo es un referente en cuanto a diseño, arte, construcción y arquitectura se refiere. Es también un referente de hombre que ha vivido en la virtud y ha empeñado su vida y sus bienes para llevar a cabo la mayor obra de su existencia: la Sagrada Familia.

Valioso testimonio de este gran ser humano para impulsarnos a crecer profesionalmente, pero también en nuestra vida espiritual y humana.

Columna Horizonte de Ana Matán para PoliticArte