¿Amigos de verdad o solo amigos por redes sociales? Reflexión

Existen diferentes tipos de “amistades” las familiares, la de objetivos que vive con el interés en común (trabajo), la pasional que vive mientras existe el placer (fiesta), la pura que es un amor recíproco entre iguales, un relacionarse con los demás como consigo mismo.

De las diferentes tipos de amistad y de las diferentes visiones me gusta una que escuche alguna vez:

"La amistad es considerada como la forma perfecta del amor gratuito, caracterizada por la participación y por la solidaridad incondicional."

Se habla de la amistad aquí y allá, hasta la amistad tiene un día donde se celebra y tal vez por eso, por la repetición constante de la palabra se hace un tema ordinario y cuando pensamos en ella se nos viene a la cabeza una palabra superficial.

Hoy los procesos de comunicación, en especial los digitales, afectan de manera directa el carácter de las personas, la naturaleza de las relaciones humanas y en general nuestro comportamiento.

Por medio de la evolución tecnológica se ha incrementado el sedentarismo físico e intelectual. Vivimos en una cultura de satisfacción inmediata y sin esfuerzo alguno para cumplir metas, esto a ayudado a la creación de una generación con una crisis de identidad grave, provocada por el relativismo moral que lleva a la infelicidad. 

A lo largo de la historia, la amistad se forjaba por medio de experiencias en común, por jugar juntos, por practicar algún deporte, por compartir ideología, por actos de caridad, por pasar el tiempo juntos, por responsabilidad de acciones, por la confianza, etc.

Las redes sociales han sido y son determinantes en la concepción de la amistad, bien dice el dicho “Las redes sociales acercan a los que están lejos y alejan a los que están cerca” 

En las redes sociales pareciera que podemos tener lo que se nos antoje (siempre y cuando tengamos el dinero para comprarlo) en el momento inmediato, que estamos a un solo click de la felicidad, a un solo click del amor, a un solo like de la amistad… 

Pareciera que entre más amigos en Facebook, más seguidores en Twitter, más contactos en WhatsApp y más fotos en Instagram somos más felices… Pero ¿será cierto? 

¿Estas “amistades” digitales tendrán el cimiento de la caridad o del amor, o más bien responden a una necesidad creada por un mercado globalizado de popularidad y consumismo?

Te invito a reflexionar en la calidad de amigo que eres y la calidad de amigos que tienes, ya que estamos por terminar el año y es un momento perfecto para replantear con quien compartimos nuestros sueños, tristezas y alegrías.

Las redes sociales es otro medio para estar presentes, pero no puede ser el único medio, nos ayudan a reforzarla pero no a forjarla.  

Te reto a que en este momento hagas una lista de tus amigos y les marques antes de que termine el año, pregúntales que fue lo mejor y lo peor de estos 12 meses, que retos y sueños tienen para el siguiente y cuéntales los tuyos.

Cierro esta reflexión con un pensamiento de Juan Pablo II a la juventud cubana en Camagüey  

“La amistad se cultiva con el propio sacrificio para servir y amar de verdad a los amigos. Así pues, sin sacrificio no hay amistad sincera”